Venía yo el otro día de Málaga y tuve que parar a poner gasoil. Mi depósito está a la izquierda, así que me coloqué de forma que quedase justo a lado del surtidor, lo cual no era tan fácil porque había una señal de dirección prohibida, en la propia gasolinera, señal de la que pasé, obviamente. Estaba yo llenando mi depósito cuando llegó un BMW blanco, precioso, ultradeportivo, maxigenial, con ser humano, supongo, no me atrevo a decir que persona, al volante, aunque poco neuronal. Se colocó delante de mi coche por lo menos, por lo menos, a unos cuantos milímetros de distancia, lo que le supuso quedar algo separado del surtidor. Fiel a mi naturaleza, los morros me llegaron a Japón y el ceño más que una v parecía una w. Me enfurruñé. Ahora, en vez de salir sin maniobra, me tocaba dar marcha atrás para salir hacia delante, gracias al "listo". Me fui con el enfurruñe puesto al pagar y cuando estaba saliendo, entraba el ser. Cuando llegué al coche me di cuenta de que no había preguntado cómo salir de nuevo a la autovía y en ese momento me llegó la iluminación. Si iba con una cierta pachorra, el semineuronal saldría y sería él quien pagaría la tontería de acercar tanto el coche. En ese momento una tímida sonrisilla asomó entre el enfurruñe. Pues, claro, eso tenía que haber hecho desde el principio, pero es que poniendo morros y ceños no te da para más el cerebro. Efectivamente, el muchacho fue a su coche, yo llegué justo después, y esperé mientras hacía sus maniobras con el cochazo con una sonrisa que cada vez era menos disimulada. Fue ahí cuando me di cuenta de que el muchacho era una persona, porque se dio cuenta de la jugada y acabó sonriendo. Camino libre y la sensación de que "arrieritos somos y en el camino nos encontraremos". Muchacho, donde las dan las toman.
Fui mala, lo sé, pero a propósito, no a lo tonto como el listillo del BMW. Todo sea dicho de paso, ser malo es más divertido que ser bueno, aunque te lleva más trabajo. Repasemos grandes malos y buenos, de esta nuestra cultura que lo divide todo en estos grandes grupos. El bien y el mal.
El malo por excelencia desde casi los albores de la humanidad es el Demonio, rojo o sin enrojecer. Pensemos en el trabajo que tiene. Comparémoslo con el trabajo de su gran oponente, Dios. Es muchísimo menor. Para empezar, Dios no hace nada, son los santos los que tienen que estar todo el día haciendo bondades de todas clases, aunque todos hagan lo mismo. El Demonio se lo tiene que currar, prácticamente ir persona por persona convenciendo. Incluso tiene que hacer contratos, dar algo a cambio. Seguro que hasta tiene que madrugar, aunque Dios no le ayude. Dios ni se molesta, si quieres entrar en su reino te lo curras tú.
Los malos que tenemos más claros son los de película. Es cierto que todos quieren lo mismo, que ya es obsesión, dominar el mundo. Menos mal que el dominio del mundo lo quieren de uno en uno, porque malos hay muchos pero mundo sólo hay uno. La verdad es que en cuanto objetivos son ciertamente monótonos. Pero, ¿y la variedad de métodos que tienen? ¿y el tiempo que pasan preparando sus planes? El bueno, que siempre es monísimo, sólo tiene que deshacer lo ya hecho, menudo mérito. Y seamos sinceros de una vez, el bueno no tiene razón de ser si enfrente no tiene un malo de consideración, aunque sea un calamar gigante, que como malo ya es absurdo. Un calamar. Pero el ser humano es así, es capaz de encontrar malvados en cualquier sitio y si no, se los inventa. Un verano me leí un libro en el que el malo, que casi gana, algo de lo que ya hablaré otro día, eran unos seres unicelulares capaces de unirse y formar algo así como un cerebro. Da que pensar.
Centrémonos en los supervillanos. Sin ellos, los superhéroes sobran. Nadie aguanta a un superhéroe que se dedique a salvar ancianitas, bajar gatos de árboles y rescatar niños en peligro. Los que tienen niños cerca ya sabrán que los niños siempre están en peligro. De un superhéroe se espera que, cómo mínimo, erradique el mal del mundo. Y el mal del mundo lo encarna, lo mejor que puede, el supervillano. A lo largo y ancho de una película, ¿quién se lo pasa mejor? ¿el bueno o el malo? Evidentemente, el malo. El superhéroe vive en una continua congoja, el supervillano disfruta de su villanez hasta el límite. Sí, ya sé, cuando acaban con él ya no se divierte tanto, pero esto es como la película del león. León ataca poblado, masacra población, población se une contra león, león muere. Resultado, león-43 pobladores-1, ¿quién ganó? Pues eso. Esto me hace pensar en una lista que no llegamos a hacer, pero que sería interesante, sobre los mejores supervillanos de la historia del cine. Y ya puestos, los más tontos, los más absurdos... Creo que el tema puede dar para mucho. Queda el asunto abierto.
Tras esta apología del supervillano o malvado en general, lo mismo se llega a la incorrecta conclusión de que abogo porque todo el mundo se haga supervillano o, como poco, villanín. No, no es eso. La hipótesis de partida es que ser malo es divertido y que en vez de enfadarnos por tontás, mejor es hacer pequeñas maldades, de las que te divierten. Lo que entendemos por maldad, en sí misma no tiene ni pizca de gracia.
Me ha gustado , muchísimo... lo leeré en cuanto tenga un ratillo lo prometo.
ResponderEliminarya lo dijo Mae West, las buenas van al cielo y las malas a todas partes, pues enhorabuena Zara por tu entrada.
ResponderEliminarLo de la lista no está mal,aunque también podríamos confesar alguna maldad como has hecho tú, asi de las que tienen cierta gacieta....
A mi ahora mismo no se me ocurre ninguna,aunque alguna he hecho, yo no me libro...y cuando me haya acordado te la comentaré.
En cuanto a la lista de villanos....no se que decirte...ya ves se me vienen a a cabeza superheroes pero ningún villano, eso tiene que ser por algo y las malvadas que se me vienen a la cabeza, como la bruja de blancanieves o cruela de ville, tampoco se yo si se lo pasaban muy bien.....
Seguiré reflexionando y lo expondré.
un beso y de nuevo enhorabuena
Malos, malísimos... Son la envidia de todos, pero queé difícil es ser malo. Hay que ser bueno en eso.
ResponderEliminarQué bien: un blog decorado por Mark Rothko.