domingo, 29 de noviembre de 2009

¿Quién se acuerda de Duralex?

Bien, no me refiero a Dura lex, sed lex. Supongo que lo habréis comprendido todos aquellos que tengáis unos años, porque ahora me parece que es bastante difícil encontra duralex por ahí, es más fácil encontrar ikea. He pensado dedicar esta entrada, como espero que muchas otras, a la pequeñez. Para mí siempre ha sido un misterio el material con que estaban hechos estos 'pequeños seres' fundamentales en la vajilla de toda cocina que se preciara. El caso es que siempre supuse que lo de duralex hacía referencia a las piezas estaban hechas de material indestructible y por eso duraban tanto. En la casa de mi madre y en la de mi tía todavía hay vasos, tazas, platos... de cuando se casaron más allá de la edad media, calculo yo, porque yo soy más o menos de esa época. Así que resistir resisten. Incluso he visto con mis propios ojos cómo se caía un vaso, grande o pequeño, da igual, rodar por media cocina, chocar con la pata de la mesa, la pared, el frigorífico, rebotar, dar vueltas y por fin parar. Milagrosamente, ni un rasguño. Pero, ¿qué clase de cristal es ese? Eso si es cristal, que yo ya empiezo a dudarlo. Ante semejante prueba de fortaleza se plantea uno el por qué no estarán más cosas hechas de tal material. Mesas irrompibles, puertas a prueba de niños, sillas para toda la vida, la de tus hijos y la de tus nietos, y ya puestos, coches, mobiliario urbano, teléfonos de única generación, y todo aquello a lo que se pueda coger afecto y que no quieres perder nunca más. Pero el material este tiene truco, sino todo esto ya se le habría ocurrido a alguien. Lo mismo que hacía todo un recorrido por la cocina sin que le pasase algo, basta un ligero toque para que se haga añicos, pero añicos del tamaño de una uña, una uña pequeña quiero decir. Después de recoger todo con sumo cuidado, aún te pasabas dos semanas encontrando trocitos que habían ido a parar a los lugares más recónditos, gracias a su tamaño. Por eso es un misterio para mí, ¿cómo algo que puede ser tan fuerte puede hacerse añicos de esa manera? Ahora mismo se me acaba de ocurrir que podría ser una metáfora del corazón, pero no quiero ponerme cursi.

5 comentarios:

  1. Bueno, bueno, qué bien. Google/Analytics es (creo) la única forma de sabar cuantos visitantes han parado en tu blog. Me gusta ver de dónde son. El primer día que entré me animó mucho ver que en Nueva Zelanda habían visto un dibujo mío... Ahora trató de saber quién me visita y Google/Analytics permite saber las fuentes. Por eso os he "detectado" y, para más alegría, encima veo ¡¡¡que recomendáis mi blog!!! Os lo agradezco mucho. A mí también me gusta el tono de vuestro blog. Y que dure, como el Duralex...

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  2. Yo rompí un plato!!!!
    Lo jurooooooooooooo

    Aunque ahora que tengo un bebé... amo la vajilla de melamina!!!!
    jajajaj

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  3. Confieso que yo rompí dos vasos, aunque del segundo no estoy muy segura de haber sido la autora. El primero se me cayó al suelo y se expandió por toda una superficie inimaginable. El segundo se me rompió en el fregadero, tocó ligeramente con un cazo y se autodestruyó. Creo que se suicidan y los que no, mueren de viejos, por desgaste.

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  4. Haces bien en no ponerte cursi, que me ha gustado mucho tu texto y no hay que cursilearlo.

    Me acuerdo de los Duralex. A mí, que siempre me ha encantado beber agua, me entusisamaba ver el letrerito de Duralex al tiempo que tragaba agua con fruición... Y sí: era difícil que se rompieran.

    Ese letrerito era pequeño. Este verano estuve en un hotel que tenía por lema 'Small is Beautiful' y que estaba alejado del circuito turístico donde todo es grande y chillón.

    Qué obsesión por lo GRANDE, que puede estar bien, pero atrae también lo pequeño, lo difícil de encontrar, lo que no pesa.

    Yo también he puesto contador en mi humilde pero trabajado blog. Siempre hay alguien de México que no sé si me leerá pero que por lo menos tiene mi página abierta. Y casi siempre en Estados Unidos. Y, de vez en cuando, alguien de Bulgaria. Hoy tocaba Chile. Eso gusta.

    Oh, qué me gusta Rothko. Googlea Ellsworth Kelly, que para mí es el mejor.

    Un saludo de salud.

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  5. Si lo que te gusta es encontrar algo al final del vaso o de la taza, mi madre tiene unas tacitas algo siniestras, no de duralex, se rompen con la mirada, pero que tienen ¡una japonesa! en el fondo. Te he hecho caso, pero me gusta más Rothko...

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