Hay veces que las palabras dan pie a serias reflexiones. Supongo que palabras y expresiones tienen su historia y perdemos su significado original, pero además polisemias y varios usos dan un cierto juego.
Esta semana santa llevé a mi sobrino mayor, aunque sólo tiene seis años, a ver la una procesión, la más larga de mi pueblo. Que conste que quería él. El caso es que debido a su corta edad me dediqué a irle explicando los pasos para que al menos supiera qué estaba viendo. El cuarto paso era el prendimiento. Yo le dije que los soldados romanos prendieron a Jesús y él me preguntó, con una lógica francamente aplastante '¿le prendieron fuego?'. Intentando contener la risa, porque él me lo preguntaba muy en serio, yo le dije que prender es agarrar, que le cogieron. Es evidente que si le hubieran prendido fuego en el huerto de los olivos la historia sería muy otra y la procesión terminaría ahí mismo. Bueno, supongo que habría un paso con Cristo en llamas, pero en fin, no voy a ponerme a elucubrar sobre esto.
Yo también tengo una duda, pero no sé si alguien me la podrá explicar con tanta facilidad, '¿qué es una capilla ardiente?'. Cada vez que muere un personaje ilustre o simplemente famoso se monta rápidamente una capilla ardiente. Todo este montaje sale en televisión, a veces varias veces. Sin embargo, yo nunca he visto una capilla ardiendo, vamos que no tiene prendimiento. La imagen es interesante, ha muerto menganito y se ha montado la capilla ardiente en el ayuntamiento. Vamos que la capilla tampoco es una capilla, es algo que montan para la circunstancia. Y de repente que la capilla fuese pasto de las llamas, tipo combustión espontánea. Claro, que cualquiera se atrevería a presentar sus respetos al muerto, ¿arderá ahora? ¿me dará tiempo a huir? En fin, estoy convencida de que esto tuvo sentido en algún momento, sentido bastante distinto al que yo imagino, y que alguien amablemente me lo podría explicar.